Estas rocas, llamadas también ígneas, se formaron por la solidificación del magma que está en fusión bajo la corteza terrestre y es arrojado por los volcanes en erupción (las podemos encontrar también en el fondo de los mares).
Las rocas volcánicas superficiales presentan grandes irregularidades en su estructura. Esto se debe al enfriamiento que, al operarse rápidamente, no permitió que la cristalización se produjera en forma homogénea (aquellas cuya consolidación se produjo en las profundidades de la tierra, es decir, las graníticas, se cristalizaron de manera mucho más uniforme).
Por su solidez son muy indicadas para pavimentar.
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